Obra 1, floja, predecible, me suena que ya la leí antes, no para estar orgulloso
LA PELOTA
se deslizaba perseguida por mis piernas minusculas que se trastabillaban, aun retumba la voz vacilante de mi desastroso abuelo, para que presto volviese y no pasarnos de Chamberí. Una cima desnuda y despejada, que da cobertura a una ladera de repliegues y a dos brochazos ignominiosos por cejas que la desidia me impide adecentar, me devuelve el espejo. Un sonido, un bote, ¿pero donde vas? - Pom- Venga no es na!,-sacudo el polvo del peto vaquero,-gracias- extendiendo la mano recibo la fugitiva esfera - Ala ya esta! veras que contenta se pone la yaya al verte
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