El pais, en jaque por una panda de mercenarios políticos que no se ponen de acuerdo para formar el nuevo gabinete, presenta una dualidad acentuada. No solo es que en la parte norte nadie hable frances, ni en la valona ignoren el flamenco, es que en cuanto arquitectura, dieta, paisaje y estilo de vida estamos ante prolongaciones del modelo galo por un lado y el holandes por otro.
La parte valona recuerda mucho la zona de Lille y Pas de Calais con sus mujeres castañas, elegantes y discretas, los renaults caducos, sus edificios oscuros, sus horarios restringidos, por allí por Antwerpen abundan las esbeltas rubicundas de ropas cantosas, el gótico excesivo y la preocupación germánica por el coche caro. Parecen dos estados distintos dentro del mismo, quedando aislada la capital con sus carteles en ambos idiomas, y su enriquecedora mezcla de culturas, pero el resto anda separado.
Un abrazo popótamo
aventuras y desventuras de un superviviente en la jungla madrileña, germanofilo y amante de la belleza,...preferiblemente femenina.
viernes, 29 de julio de 2011
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