EL INDIGENTE
Sentose al lado, aunque había más plazas libres. Barba arrodalada, lamparones lacerantes, una tela parduzca asoma por la puntera de su deportiva maltratada. Me pregunta algo, Que?- imposible, NO ENTIENDO!- disimuladamente cambio la cámara de flanco y me aseguro seguir llevando el iphone en el vaquero prieto. Un revisor y dos seguratas mastodóntes aparecen de la nada. Joer - se me escapa- Nunca pasan y meter la mano en esos bolsillos era un suplicio. Se acercan, me encaran-BIllETE? Vacilo- Esto..- interrogan apremiantes, hostiles - Ella conmigo!,- irrumpe mi vecino, sacando un bono de diez sellado dos veces.
y el que más gustó, por directo y llano, al maestro del naipe que conoció los tres
ESTA CRISIS
Me había conducido hacia un extraño empleo en negro de horarios vespertinos. Ana, ya casi desempleada crónica, me acompañaba a la boca junto al pequeño Boris que gimoteaba al verme desaparecer y quería venirse, „pero Boris, es imposible y además tengo que currar“. Unas carantoñas y a correr, contrareloj. Cada vez los ruegos de Boris eran más acuciantes. Un sabado me decidí „vas a conocer donde desaparezco todos los dias“. Me disfrazé de pokero, gorra y gafas oscuras, y por precaución cogí un vara y cambié de estación. Al tocar el vagón estalló en ladrido gozoso.
Cual os gustó más? Saludos