aventuras y desventuras de un superviviente en la jungla madrileña, germanofilo y amante de la belleza,...preferiblemente femenina.

miércoles, 30 de diciembre de 2009

Feliz 2010.


Allí está!- Exclamó mientras aparcaba.

Donde? Donde?

Cerca del bar!

No la veo,

salió disparado más al llegar, una vez más, se había disipado.

Su melena rubia le tenía trastornado, su figura esbelta, estilizada, sus rasgos inusuales, fresca sonrisa, de aquí no era, debía de ser de Wroclaw, de Varsovia o Katowice.

Aparecia a media altura, volaba calle arriba, o doblaba la esquina, con sus ojos de cielo distraidos. La vio perderse en el frontal de enfrente.Lo rastreo obsesivo buscando dar con su piso, más sin exito.

Acechó entre las sombras, a espera de que saliera o entrase y abordarla. La busqueda rozaba lo patológico. Mas ella se mostraba lo hacía de forma inalcanzable, Nunca lograba cruzarla, una vez desesperado le lanzó las llaves dsd la ventana, más se estrellaron en la cera sin que aparentemente se apercibiera.

Ella hizo que el resto pasase a segundo plano, todo aquel elenco de teñidas hispanas, de chillonas escandalosas, o desarregladas latinas, eran hologramas sin vida que poblaban vulgares los rincones.

Un día al despertar de aquella fiesta, tras preparar el café, notó que había un silencio absoluto, la casa estaba desierta, dnd quedaba la gente? y el gato? LLamó a su compañero, pero imcomprensiblemente no había cobertura en el pasillo. No había rastro de coches ni de gente, como un domingo matinal en el que todo el mundo durmiese la resaca.

Bajó a por el periodico, y a pesar de la hora se topó con los goznes. Cuando llegó aturdido a tomar el café, la taza estaba vacia, y al lado un cabello rubio.Lo analizó no era tintado y olía bien. Y lo entendió todo. Hizo las maletas, no lo volvimos a ver.

Años despues supimos que estaba en Polonia y que era Feliz.

Feliz 2010.

lunes, 28 de diciembre de 2009

un baile...con Ava..


Ava no bailaba, se deslizaba eterea sobre la pista, como si fuese de una densidad distinta al resto, más liviana, casi gaseosa y sucedía tangos, valls, con un swing pizpireto o charlestones trepidantes.

Ava nos torturaba con su dulce sonrisa y nosotros desde la lejania protectora de la mesa, no osabamos decirle nada, y coleccionaba admiradores a la velocidad que prodigaba pasos. Allí estaban todos, artistas, banqueros, funcionarios, escritores no natos y albañiles de exteriores, parapetados tras la luz tenue de la mesita, lanzando bocanas de humo para ocultarse, incapaces de saltar a la platea y rogarle un baile.

Ava consciente o no, bajaba la guardia, y en un destello fugaz mientras se inclinaba desvelaba algo del secreto de su escote o un poco más de su muslo y entonces ains, un suspiro general se elevaba de las mesas, en un eco sordo y ascendente.

Minutos despues, tras su salida, que nos privaba de nuestro pasaporte a lo divino, descendiamos todos, policias y hampones, a los infiernos cotidianos, y las tediosas labores terraqueas unos a escribir sus crónicas, y otros, los más a comerse el alma rememorando su hermosura.