aventuras y desventuras de un superviviente en la jungla madrileña, germanofilo y amante de la belleza,...preferiblemente femenina.

viernes, 26 de marzo de 2010

El mal ajeno


Es lo que debió pensar el director sobre los espectadores del filme.

Cuando el primer nombre que aparece es el del endiosado Amenabar y ves a Noriega y a Belen Rueda, ya sospechas algo. A partir de aquí vendrán la sucesión habitual de flashbacks, contrapicados y cambios de luz para resaltar puntos de inflexión en la historia.

El argumento va de ún medico ajeno al sufrimiento de sus pacientes, que recibe, modo pack, el encargo de sanar a uno, más un tiro en la sién más algo adicional. Hay que reconocer que uno tarda en darse cuenta que es ese algo, pero una vez que lo vé, mediada la cinta, el final se hace tan previsible como deseable, que acabe ya, !por dios!, y si uno no la cambia, es pq en la sala no hay mando y sino se va es pq la entrada es cara, o llueve fuera.

El director debe pensar que es el no va más, que inventó la rueda que su guión es megaoriginal y novedoso, pero acaba con una sucesión de tomas en hospital, una mezcla de anatomía de grey en la que todos están medio liados entre sí, como si no hubiese más mundo, y escenas de lo más sangrientas y escabrosas. El exceso inecesario de mercromina y autolesiones es tal que muchas veces no sabemos si estamos ante una peli al uso más, o una remake del gore ochentero.

Aun así da igual, suena que recibirá el reconocimiento masivo de esos palmeros bolcheviques estomagos agradecidos de la academia que se plasmara en tropecientos horrendos bustos del de la quinta del sordo.

Puntos positivos (el casting)

Aparece Noriega, Eduardo. Uno de esos tipos a los que a nosotros no nos importaria nada parecernos, y ellas matarían por llevar a su lado. El hombre anda más cascao, pero conserva esa planta de galán clásico y ese saber hacer ante las camarás que todo lo llena.

La que hace de mujer del prota. Recuerda indefectiblemente a esa exnovia que todos tuvimos, que tenía los ojos muy grandes y que cuando algo pasaba o no entendía, el 90 por ciento de las veces, todo lo que tenía de hermosa lo tenía de lenta, los abría mucho más cubriendolo todo. Esa chica graciosa que por alguna razón, como le pasa este metraje, no acabó de cuajar, y se perdió en el camino, sin saber porqué.

Belen Rueda. En su enésimo papel en pantalla grande de escualida desquiciada abatida por los acontecimientos. Belén siempre encajará más en el rol de mujer de Diego Serrano, tia buenorra que trata de enloquecer con sus rarezas al básico bonachón de su esposo. Aquí, en esta tesitura de demacrada femina al límite, sufridora sin meta, derrotada hace tiempo, está increible, Increible pq nadie se creé el papel y no transmite. Aun así, conociendo los raseros "académicos", seguro que nominación, sino busto, se lleva.

En fin, que si nos quejabamos de la cinta blanca o avatar, aquí llega un nuevo tostón que nos alejará de las taquillas una temporada. ¿Me habré vuelto "especialito", o es que ya nada me gusta?

Un abrazo
Koba