aventuras y desventuras de un superviviente en la jungla madrileña, germanofilo y amante de la belleza,...preferiblemente femenina.

lunes, 3 de diciembre de 2012

Microrelatos II y III

Mismo certamen, 100 palabras máximo, entorno obligado el metro.


EL INDIGENTE

Sentose al lado, aunque había más plazas libres. Barba arrodalada, lamparones lacerantes, una tela parduzca asoma por la puntera de su deportiva maltratada. Me pregunta algo, Que?-  imposible, NO ENTIENDO!- disimuladamente cambio la cámara de flanco y me aseguro seguir llevando el iphone en el vaquero prieto. Un revisor y dos seguratas mastodóntes aparecen de la nada. Joer - se me escapa- Nunca pasan y meter la mano en esos bolsillos era un suplicio. Se acercan, me encaran-BIllETE? Vacilo- Esto..- interrogan apremiantes, hostiles - Ella conmigo!,- irrumpe mi vecino, sacando un bono de diez sellado dos veces.

y el que más gustó, por directo y llano, al maestro del naipe que conoció los tres

ESTA CRISIS

Me había conducido hacia un extraño empleo en negro de horarios vespertinos. Ana, ya casi desempleada crónica, me acompañaba a la boca junto al pequeño Boris que gimoteaba al verme desaparecer y quería venirse, „pero Boris, es imposible y además tengo que currar“. Unas carantoñas y a correr, contrareloj. Cada vez los ruegos de Boris eran más acuciantes. Un sabado me decidí „vas a conocer donde desaparezco todos los dias“. Me disfrazé de pokero, gorra y gafas oscuras, y por precaución cogí un vara y cambié de estación. Al tocar el vagón estalló en ladrido gozoso.

Cual os gustó más? Saludos

domingo, 2 de diciembre de 2012

Microrelatos I

Concurso, no sobrepasar las 100 palabras, que ocurran en el entorno del metro.

Obra 1, floja, predecible, me suena que ya la leí antes, no para estar orgulloso


LA PELOTA

se deslizaba perseguida por mis piernas minusculas que se trastabillaban, aun retumba la voz vacilante de mi desastroso abuelo, para que presto volviese y no pasarnos de Chamberí. Una cima desnuda y despejada, que da cobertura a una ladera de repliegues y a dos brochazos ignominiosos por cejas que la desidia me impide adecentar, me devuelve el espejo. Un sonido, un bote, ¿pero donde vas? - Pom- Venga no es na!,-sacudo el polvo del peto vaquero,-gracias- extendiendo la mano recibo la fugitiva esfera - Ala ya esta! veras que contenta se pone la yaya al verte