aventuras y desventuras de un superviviente en la jungla madrileña, germanofilo y amante de la belleza,...preferiblemente femenina.

sábado, 8 de junio de 2013

Sellos y llav


a veces me pregunto porque esxistirán tal cantidad de cabezas diferentes de tornillos.

 Desde que irrumpieron pioneros y transgresores aquellos de estrella, se abrió la veda a un infinito mundo de tamaños, perímetros y formas caprichosas. Estrellas de David, guiño de una industria usurera y prestamista al laborioso y pretérito semita ruin, de seis puntas, de nueve, propios de la marca, grandes, gélidos, milimétricos. El mundo de la electrónica y la eléctrica convencional aparece encofrado bajo setenta candados que suponen esos pequeños enlaces llamados tornillos de los que tan imposible resulta zafarnos.

 Como si no quisiesen que accediésemos más allá de la cubierta pulida, como si el adquirir un producto no te otorgarse el derecho a destriparlo fácilmente y examinar sus intestinos, como si tuvieses que sumar una colección interminable de inútiles destornilladores, que por muy extensa que sea siempre será estéril ante el dispositivo de nueva entrada en la casa, y tengas que adquirir otro, comprar uno más, creo que tengo seis millones y ahora busco otro de siete puntas pero un poquito mayor que al que ya poseía. Porca miseria!.