y la vida sigue

grandes placas metalicas anexionadas a las altas rejas impiden la vision de un recinto que obsevando su corona dsd la distancia ha de ser necesariamente armónico y perfectamente ajardinado.

La cera colindante a este lado de La Castellana la llenan de vallas, para impedir aparcar. ,Podría ser peor, en Frankfurt, la calle del consulado quedaba cortada al trafico, y por el lado de Serrano, en la entrada principal, unos agentes de seguridad custodian el paso.

Pero lo q más llama la atención es la tanqueta y la lechera del lateral, ocupando siempre el mismo sitio, imperterritas dia y noche. A veces algun policia entra o sale d una d ellas, deben llevar siglos allá, creo q esas lecheras ya ni las hacen. Me pregunto si aun serán moviles, o d tanto estar alli inamovibles, los motores se les han anquilosado y no responden.

La misma tanqueta, la misma lechera dsd décadas. 

Los policias intercambian palabras con los guardias yankis, y los americanos tienen cara d extrañados, quizas les interrogen sobre la operatividad de los dos bloques i

namovibles, o tal vez hablen de futbol. Quizas los agentes al igual q los vehiculos sean tan bien  los mismos y no cambien, y lleven ahí perpetuandose y d tanto permanecer allá y nada ejercitarse sean al igual, que los carros, en la practica inoperativos. 

Pero dudo q nadie ose comprobarlo ante tan imponentes estampas, como nadie retará a la tanqueta, por muy oxidados q esten los mecanismos, la metralleta impone, y la carroceria retiene. Podrían ser dos ciborgs, dos ciborgs y dos maquetas inflables, aportarian lo mismo, allí por no pasar nada, la gente ni se salta los semaforos.

En lo alto, en ambas esquinas, sendas camaras tambien eternas,  si no estan igualmente inutiles, graben, tal vez, los movimientos.