a los ya consabidos impuestos de circulación, y tasas de taller se les une una itv ridicula mera escusa para gravar aun más el lastrado bolsillo de un conductor que vé huir el 80 por ciento de cada litro de combustible camino moncloa.
No hay fotos más nitidas y coloridas que las que nos regalan los radares y la nueva inversión de millon y medio de euros en camara situada en helicoptero nos hace pensar lo que perseguir piensan con ella. Y tras salir del poligono de mesones, famoso por las comidas de navidad, situan controles de alcoholemia, para captar ese vasito que cayó con el asado.
Se suceden aparatos en vias de varios carriles, en rectas eternas y de visibilidad completa ridiculamente señalizadas a baja velocidad, abandonando a su suerte los puntos negros, que año tras año son los mios y nunca se arreglan.
Las ansias recaudatorias del ejecutivo no tienen parangon y piensan pagar su despropositos a base de desplumar al automovilista, como si empobrecer al ya apaleado ciudadano no repercutiese en la crisis que ellos no saben frenar.
Más los medios callan, incapaces de enfadar al poderoso lobby, de los ya cansinos y repetidos anuncios tétricos con voz en off, sonidos de frenos e hipotéticos frenazos.
Los limites de velocidad siguen siendo los mismos que en los 70, aunque los coches y condiciones mejorasen a años luz y ahora se criminaliza a quien conduce, siendo más facil pasar a galeras por ir algo más rapido en la autopista desierta que por cometer desfalco.
Solo un dato, en Alemania, sin limites en autopistas es donde menos accidente per capita se producen.
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