aventuras y desventuras de un superviviente en la jungla madrileña, germanofilo y amante de la belleza,...preferiblemente femenina.

sábado, 24 de abril de 2010

El rio en lisboa..


Y aparece el rio,y cuando uno lo enfrenta, no sabe si el rio se ha comido el mar o ha sido el mar, el que a lo corsario ha tomado el rio. Porque en es brazo que el plano llama rio, todo parece mar, sabe a mar, suena a tal, la anchura, las olas, los crujidos, la sal, porque se agita convulso, se desplaza, y si sigues el curso encontrarás la torre de Belem, y te asombraras, al leer en la guia, que antes dividia el curso, cuando ahora se margina a la derecha
.


Y es que esa franja de agua si evoluciona, ajena a la ciudad que decidió anclarse en épocas imperiales, y el rio/mar trae barcos, y peces de dulce y salado y gaviotas asociadas a sospechosos vendedores ambulantes, que se mueven con un halo de crisis y pobredumbre que les envuelve y te ofrecen dudosos Lotus y Seikos y con disimulo sustancias extrañas.

Y tu allí mirando las columnas que rememoran la primera salida del golpista de turno a las colonias angoleñas, cuando la torre mediaba el cauce,cuando no llegaban sustancias marroquies, y los vendedores tenían plaza fija en el mercado.

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